Desde la Revolución Industrial se instauró un sistema productivo basado en una oferta constante y económicamente viable de recursos naturales. Debido al desarrollo tecnológico desde entonces, hemos tenido que adaptar este sistema a las nuevas circunstancias del planeta con el fin de minimizar el impacto medioambiental.
La progresión de esta adaptación está reflejada en los tres tipos de economía moderna: la economía lineal, la economía del reciclaje y la economía circular.
Economía lineal
El sistema económico lineal se basa en un proceso unidireccional que consiste en adquirir, usar y eliminar los productos y las materias en uso. Centrado en un sistema capitalista y poco consciente de las consecuencias que acarrea, supone un proceso rápido en cuanto a producción, pero muy lento de digerir para el planeta.
Empezando por la extracción de los recursos, seguido por la producción de los bienes y terminando con la eliminación de sus residuos una vez finalizado su uso, esta sucesión no contempla la reutilización del material para la fabricación de productos nuevos.
Debido a la situación actual, este sistema se está volviendo obsoleto y cada vez más empresas dejan de producir bajo este sistema lineal. Sus consecuencias en cuanto a agotamiento de algunos de los recursos y el impacto medioambiental generado han sido dos de los argumentos de peso para acabar con ello.
Economía del reciclaje
Desde ya hace unos años, la sociedad empezó a concienciarse sobre la importancia de la conservación del medio ambiente y la protección de sus recursos naturales. Es así como se implantó la cultura de las tres R: reducir, reutilizar, reciclar.
Con la R de reciclaje se persigue una producción responsable elaborando productos nuevos tomando como materia prima el material de otros ya usados. Se trata de eliminar del ciclo de producción el paso de la extracción de materia prima y sustituirlo con el aprovechamiento al máximo de los desechos que ya fueron fabricados en su día, convirtiéndolos en la materia prima.
El proceso de reciclado de estos productos es una acción que ha de ser llevada a cabo por las empresas, pero también se ha de poner en práctica con las acciones individuales de nuestra vida diaria.
Economía circular
En cambio, la economía circular propone un sistema basado en la eficiencia, el respeto y la creatividad para frenar y poder mejorar los anteriores métodos. Se trata de un proceso que imita el ciclo de la vida aunando diseño, materias primas, producción, procesado, uso, reutilización, procesamiento y reciclaje.
El pilar fundamental de este proceso es el ecodiseño, buscando una producción ecológica y eficiente en todas sus fases. Para ello, se apuesta por la segunda vida de los residuos convirtiéndolos así en recursos. Así se consigue alargar la vida de los productos y evitar la contaminación y la explotación de los materias primas.
La economía circular persigue recuperar y reintroducir las materias primas ya usadas en el proceso de producción para aprovecharlas de la manera más consciente posible respetando el medioambiente. Todo ello, sin perder la calidad ni el diseño del producto.
Tener en cuenta estos tres sistemas y saber en cuál de ellos operamos es clave para determinar nuestro papel en la lucha a favor del planeta. Cada vez más empresas son conscientes de esta situación y trabajan por cambiar su actividad en favor de la sostenibilidad y la protección de los recursos naturales.